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Notas de Interés

 
 
AUTOR: DRA. GRACIELA DAMILANO. SECCIÓN PEDIATRÍA DE LA CONDUCTA Y DESARROLLO - DEPARTAMENTO DE PEDIATRÍA.
¿Chupete, sí o no?

La necesidad de succionar es un reflejo innato en los bebés, por lo cual esta presente en todos ellos. Esto se debe a que es un reflejo vital, ya que es necesario para su alimentación y, además, porque tiene un efecto tranquilizador y gratificante.

Por ello, muchos bebés se chupan el dedo aun antes de nacer y continúan haciéndolo durante su infancia temprana. El chupete puede satisfacer esta necesidad.

Por lo tanto, chuparse los dedos o el chupete en su reemplazo está dentro de las conductas normales de la mayoría de los niños pequeños, que va desapareciendo a medida que crece y se desarrolla.

La mayoría de los niños dejan este hábito alrededor de los 2 años, aunque algunos continúan hasta edades mayores (de 4 a 5 años). Los padres deberían preocuparse, si este hábito continúa más allá de estas edades y, si es causa de alguna modificación en la estructura de la boca o de los dientes.

En este caso, es importante el asesoramiento del pediatra que puede ayudarlos a  encontrar las causas que producen esta conducta  y el camino más adecuado para solucionarlas, además de la consulta con el odontopediatra.

Qué debemos tener en cuenta:

El chupete no debe ser ofrecido a los recién nacidos mientras no esté bien establecida la lactancia, generalmente, durante el primer mes de vida.

Esto es importante para no interferir con el buen establecimiento del amamantamiento.

Por un lado, porque pueden confundirlo con el pezón y, por otro, porque  promueve el succionar  cuando el bebé no está alimentándose, lo que puede dar lugar a que se reduzca la succión durante el amamantamiento.

La mayoría de los niños amamantados no utilizan chupete. En el caso que el bebé desee seguir succionando después que esté bien alimentado, utilizará sus dedos o el chupete para  satisfacer esta necesidad que, como dijimos, lo tranquiliza y gratifica. 

Pero  el  chupete nunca debe ser utilizado  para reemplazar o retrasar la alimentación, sino que  sólo debe ser ofrecido después de las comidas o entre ellas, cuando la mamá está segura de que su bebé no tiene hambre. Este concepto es válido, aun cuando el bebé no se amamante.

Si el bebé muestra interés por usar el chupete, debe elegirse los que cumplen las reglas básicas de seguridad, ser de una sola pieza, adecuados a la edad, con tetinas suaves y resistentes, con el aro que rodea la tetina de dimensiones tales que impida  que el bebé se  introduzca el chupete entero en la boca y provisto de un anillo o tirador para extraerlo de la boca.

Recordemos que no existe una diferencia fundamental entre los diferentes chupetes seguros. El bebé hace la diferencia eligiendo aquel que es más cómodo para él.

Nunca debe usarse la tetina de las mamaderas como chupete, si el bebé succiona con fuerza puede introducirse totalmente, saltando el marco que las rodea y obstruir la vía aérea

Tampoco, debe colgarse  el chupete al cuello del bebé o a su brazo, ni a la cuna por el riesgo de que se lastime.

Conclusiones

Succionar, chupando los dedos o el chupete o cualquier otro objeto que esté a su alcance está dentro de las conductas normales de los niños; esto desaparece, en la mayoría de ellos, alrededor de los 2 años pero, en algunos puede, perdurar hasta los 4-5 años.

 

 

No es cierto que, según las condiciones  descriptas en los párrafos anteriores,  el uso del chupete pueda ser causa de algún daño físico o psicológico. Además,  trabajos recientes muestran que su uso podría disminuir el riesgo de muerte súbita del lactante, especialmente, cuando el bebé lo utiliza durante el sueño.

Lo importante es que el chupete no sea “impuesto”, sino que responda a una elección del bebé,  ni tampoco que sea utilizado para reemplazar a la alimentación o la gratificación y el consuelo, que los niños encuentran estando con sus padres.

Es ideal que el niño abandone naturalmente y sin presiones el chupete o el chuparse los dedos. La descalificación, la burla o el castigo físico o verbal, nunca deben utilizarse para modificar las conductas de nuestros hijos. Ello sólo logrará avergonzarlos y hacerlos sentir inseguros.

Cuando los niños crecen en un ambiente  tranquilo y se sienten amados y respetados, van dejando en forma natural y en tiempos variables, las conductas propias de las diferentes etapas evolutivas. Sólo hay que darles tiempo, amor  y confianza.

 

 
 

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