Año tras año, desde sus orígenes, el CEMIC recibe a jóvenes que concurren a cumplir con las obligaciones de la Carrera de Medicina y, recientemente, de la Licenciatura en Enfermería.

Sueñan con ser médicos o licenciados en Enfermería y se esfuerzan, estudian, dominan sus temores, en pos de lograr el objetivo propuesto.

Vienen a incorporar conocimientos y destrezas pero, además, sus docentes pretendemos enseñarles a ser personas que ejerzan tan noble profesión no solo con la idoneidad que brinda el dominio de los conocimientos científicos y técnicos más modernos, sino también con el respeto a los principios éticos y a la consideración que todo ser humano merece.

En ese aprendizaje, contamos con la invalorable colaboración de nuestros pacientes, quienes con gran tolerancia y generosidad se prestan a que estos jóvenes alumnos los interroguen y examinen, compartiendo con su médico de cabecera temas que pueden resultarles sensibles.

El paciente, nuestro paciente, colabora porque es amable, y sensible con estos jóvenes ansiosos de aprender. Sin embargo, es importante que sepan que el lugar que ocupan en el proceso de formación de ellos, es el de un colaborador,  verdadero “ayudante de cátedra”. Es el “docente sin título” no reconocido como tal.