Los síntomas esenciales son: Tristeza, pérdida de interés en cosas que antes eran placenteras o disminución en la energía, con una duración de 2 semanas o más. A estos síntomas se agregan otros como pérdida de la autoestima, sentimientos de culpa, inseguridad de si mismo, dificultad para concentrarse, disminución (a veces aumento) de la actividad, cambios en el apetito, aumento o disminución de peso, trastornos del sueño, disminución del deseo sexual, molestias físicas inespecíficas, pensamientos de muerte y hasta intento de suicidio.
La Depresión se ha definido como una enfermedad dolorosa, discapacitante, inhibidora, costosa y que puede amenazar la vida del individuo. Los efectos pueden verse no solo en la salud física y mental del paciente sino también en el deterioro financiero, familiar, interpersonal y laboral que puede producir.
La Depresión puede manifestarse con síntomas somáticos, coexistir o ser la consecuencia de una enfermedad física. Las causas de la depresión no son conocidas. Se han propuesto que existen tres posibles factores de riesgo para la depresión: 1) factores biológico o genéticos que determinan una predisposición personal, 2) eventos vitales o experiencias sociables adversas y 3) enfermedades médicas o su tratamiento.
A pesar de ser una enfermedad mental frecuente y discapacitante, muchas personas la sufren en silencio ya sea porque no consultan o porque los profesionales de la salud no la diagnostican o tratan adecuadamente. Las personas deprimidas pueden no consultar debido a los mismos síntomas que produce la enfermedad como falta de energía, indecisión, inseguridad y culpabilidad. Sin embargo, existen otras barreras para que los pacientes deprimidos busquen ayuda profesional, como el estigma asociado a la enfermedad mental, temor a consultar y a la falta de atención a los problemas emocionales por parte del personal de salud.
Material generado por encuentro de expertos de la OPS.
Conscientes de la importancia de este problema de salud pública, el Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud adoptó la Resolución CD40R 19 de septiembre 26 de 1997, la cuál insta a los Estados Miembros a desarrollar acciones para el control de las depresiones en las Américas.
En ese contexto, el Departamento de Psiquiatría del CEMIC con el auspicio del Instituto Universitario CEMIC y del Centro Argentino de Etnología Americana CAEA-CONICET, retoma la iniciativa de la OPS y pone en práctica un “Programa educativo sobre trastornos depresivos destinado a líderes religiosos”, desarrollado por la OPS.
El objetivo es el entrenamiento de líderes religiosos en la pesquisa precoz de depresión dentro de las respectivas feligresías y comunidades, para apoyar la acción del nivel primario de atención en la identificación de un creciente número de personas que padecen depresión. y no reciben el tratamiento adecuado.
Los líderes religiosos son personas que gozan de aceptación y respeto por parte de los miembros de su comunidad, son habitualmente consultados y realizan actividades de asesoramiento, siendo el contacto con ellos socialmente aceptado y no estigmatizante.
El rol social del religioso activamente inserto en su comunidad, lo transforma en una figura clave en la necesaria tarea de identificar y reconocer precozmente la enfermedad depresiva, la derivación pertinente a los servicios de salud, así como el apoyo al tratamiento instituido.
El entrenamiento coordinado se lleva a cabo se lleva a cabo con grupos interreligiosos pertenecientes a las corrientes religiosas más representativas, utilizando material didáctico validado, discusión grupal de situaciones clínicas y provisión de material educacional.
Durante dicha actividad se lleva a cabo una encuesta sobre conocimientos, actitudes y prácticas relacionadas con la depresión, que servirá para un seguimiento y reevaluación seis meses después de concluido el Programa de Entrenamiento.
Dirige el Programa de entrenamiento el Dr. Pablo Rozic, Jefe del Departamento de Psiquiatría del CEMIC.
Colaboran el Lic. Cristian Garay, adscripto al Departamento de Psiquiatría y el Lic. Guido Korman, becario del CONICET.
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